09 marzo 2012

LA HOMILIA DE MONSEÑOR GALLARDÓN

MONSEÑOR GALLARDÓN Y SU HOMILIA

Queridas mujeres:
Hoy, día 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer,volvemos a estar de luto: hace 100 años de la muerte de las 146 trabajadoras textiles abrasadas en un edificio cerrado a cal y canto , y hoy ha resucitado el auténtico Gallardón, asomando la pata del paternalismo , bajo una verborrea de púlpito. Ese paternalismo que desde hace siglos, los sectores conservadores más católicos, muestran hacia las pobres mujeres pobres, que no tienen capacidad suficiente para saber lo que mejor les conviene.
Ha dicho Gallardón- aparte de comprometerse a defender el derecho reproductivo por excelencia de la mujer, que, asegura es "el de la maternidad”- que las mujeres se ven sometidas “en muchas ocasiones” a una "violencia de género estructural por el mero hecho del embarazo” . Y lo ha dicho para justificar una reforma de la actual Ley del Aborto en la que , entre otras modificaciones se quiere acabar con la  ley de plazos que permite a las mujeres abortar dentro de las 14 semanas del embarazo sin tener que alegar ningún motivo, que no es lo mismo que abortar por capricho, sino que la mujer no tiene que explicar cuales son sus motivos.
El PP presentó ante el Supremo un recurso de inconstitucionalidad de esta ley que está pendiente de resolución.
Es importante recordar que en los 8 años de mandato del PP, se practicaron en España casi 600.000 abortos, aplicando una ley, la anterior a esta, de 1985 que permitía abortos en momentos muy avanzados de la gestación por el “coladero” que suponía alegar “riesgos para la salud física o psíquica de la madre”.
Con la nueva ley, el 89% de los abortos se han practicado dentro de las primeras 12 semanas de gestación.
Estamos de acuerdo que existe violencia estructural para con las mujeres, pero creemos que tiene su origen en la desigualdad y tiene su corrección en la adopción de medidas y de leyes que impidan que ser madre en este país conlleve la pérdida de oportunidades laborales, despidos, no contratación, también mediante la creación de mas guarderías públicas, más conciliación, ajuste de horarios para compatibilizar maternidad y derecho al trabajo....
Penalizar el aborto para proteger a la mujer de esa violencia es de una perversión absoluta. Viene a decir: como esa violencia te hace elegir abortar, yo te voy a hacer elegir parir.No voy a eliminar la violencia, te voy a obligar a parir.
Pero la perversión alcance tintes de demencia cuando, sin embargo, la reforma laboral que ha aprobado el PP fulmina las bonificaciones para la reincorporación de mujeres al empleo tras la maternidad.
Esta medida, aprobada en la ley 43/2006 ha sido suprimida, pero no anunciada.
Es curioso que dos mujeres, Soraya Sáenz de Santamaría y Fátima Báñez, sean las encargadas de anunciar la reforma y las responsables de obviar en su comparecencia la eliminación del artículo 4.2 de dicha ley para el mantenimiento del empleo y la igualdad de oportunidades laborales.
¿Qué quieren decir exactamente las palabras de Monseñor Gallardón?
Cuando Galardón dice que la maternidad es el derecho fundamental de las mujeres, lo que está diciendo en realidad es que la maternidad es la OBLIGACIÓN fundamental de las mujeres, que así mismo es lo que ha opinado secularmente la jerarquía católica o sea la Conferencia episcopal.
Alegar violencia estructural que obliga a las mujeres a abortar es una afirmación que desvela varias cosas.
La primera es que Gallardón y compañía no ha entendido lo que es violencia de género ni lo que hay detrás de un aborto. O eso, o son unos redomados cínicos.
La hipócrita posición que siempre ha mantenido la derecha y su Iglesia , que con cualquier ley sobre el aborto, incluso la más restrictiva, tenían asegurado su “derecho” a abortar , llevando a sus hijas a lugares seguros (con o sin su consentimiento) para ocultar la deshonra que el embarazo sin boda suponía, es violencia estructural de género .En estos casos, el conflicto entre bienes jurídicos protegidos, la honra o la vida del concebido, se resolvía sin problemas a favor del primero.
Es violencia de género considerar a las mujeres incapaces, inmaduras, necesitadas de tutela. También lo es equiparar no tener que explicar los motivos con no tener motivos ,como si las mujeres fuésemos a abortar a tontas y a locas. Como si no tuviésemos suficiente raciocinio para decidir y necesitásemos de ese histórico paternalismo para ejercitar nuestros derechos.
Es una violencia de género intolerable que se nos quiera vender esta reforma como liberadora y defensora del derecho de la mujer a la maternidad. Si Monseñor Gallardón cree que las mujeres embarazadas ven peligrar su puesto de trabajo por ese hecho o que tienen que elegir entre la maternidad y una vida laboral digna, que ponga en marcha leyes y medidas sociales que garanticen “el derecho reproductivo por excelencia de la mujer” y que invierta en educación sexual .
No queremos Cura-padre-Ministro. Queremos derechos y garantías.
No nos engañemos, lo que en realidad les importa a estos legisladores del PP, no son primordialmente los derechos del nasciturus. Porque esta protección ya la recoge la actual Ley, que concilia muchísimo mejor que cualquier ley de supuestos la capacidad de las mujeres de decidir durante un plazo concreto y la protección de la vida del feto desde otro momento.
Tampoco debería preocuparles el capítulo sobre las menores de 16 y 17 años a las que se permite decidir por sí mismas, en caso de conflicto con los padres, en supuestos concretísimos. El resultado de aplicación de esta norma es que casi el 89% de las chicas han abortado con el consentimiento y la compañía de sus padres.
No, no son los derechos del concebido lo que preocupa principalmente al Sr. Gallardón, ni la violencia estructural, ni la realidad social de la maternidad en este pais.
Lo que de verdad no pueden soportar estos legisladores del PP es admitir que abortar sea un derecho, no pueden soportar admitir el derecho de las mujeres a decidir por sí mismas apoyándose en una legislación justa que concilie su derecho a la maternidad o a la no maternidad y los derechos del no nacido.
Dificultar a las mujeres llevar a cabo un aborto decidido, no va a hacer disminuir los abortos, como ha quedado demostrado. Si va a volver a abrir la brecha entre mujeres con recursos y sin ellos, si va a volver a poner en peligro la vida o la salud de las mujeres y si va a suponer un retroceso en el camino, tan largo y difícil , hacia el reconocimiento de las mujeres como personas capaces de ejercer sus derechos con responsabilidad desde la igualdad y la libertad.


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